lunes, 21 de abril de 2008

El Tobogan de la Malaleche

El Viernes pasado me fui con unos amigos a visitar a un pana frances en Charleston, South Carolina. En dicha ciudad, puerto antiguo del sur the los EEUU, el visitante encuentra las necesidades basicas del hombre: bellas playas, sol, buena comida, buena rumba, abundante alcohol, bellas mujeres (Ver nota 1, al pie del articulo), sexo promiscuo (2).

Parte I: Lo bueno
El frances, un Chef reconocido en muchas ciudades nos invito a su restaurant a cenar, tomar y rumbear. La comida fue espectacular. Los tragos fueron gratis. En el bar habian tantas mujeres para todos los gustos que por un momento, me senti como si yo me encontraba solo en un bar de tubos y con una faja de un millardo de dolares sobre la mesa. Como un ni~o en una jugueteria donde todos los juguetes son gratis (3).

Parte II: Lo malo
Despues del desnalgue baccanal del viernes, pasamos el sabado en la playa. El agua, todavia helada de un largo invierno, fue causa de dolor al encontrarme con que los ba~os publicos de la playa estaban clausurados por falta de mantenimiento (4).

Mear en agua a temperatura de 7 grados centigrados es un problema que no le deseo a mi peor enemigo. Imaginense no poder sumergirse mas alla de las rodillas. Imaginense frecuentes olas de medio metro pegandoles en el estomago, que se sentian como agujas punzandoles las piernas por el frio. Imaginense estar parados, no sobre la arena, sino sobre una plataforma de conchas de chipi-chipi donde 90% de las mismas estan quebradas y con un filo de cuchillo japones. Imaginense el risible y a la vez triste tama~o de su "masculinidad" bajo temperaturas tan extremas.

Parte III: Lo feo
El domingo, decidimos quedarnos tranquilos en la piscina de la urbanizacion de nuestros amigos. Despues de un rato, los panas nos trajeron almuerzo y regresamos a su casa. Una de las ideas que habiamos tenido para el fin de semana, fue comprar un "tobogan de agua", conocido en gringolandia como "Slip-and-Slide".

Dicho tobogan no es exactamente como los toboganes de agua de los clubes de Venezuela. Es mas parecido al tobogan de un hijo de ingeniero de PDVSA quien fue despedido, esta pelando bolas y todavia tiene animos para proveerle una infancia divertida al ni~o. Basicamente: bolsas de basura recortadas y pegadas con teipe, puestas en fila sobre la grama del jardin, y una manguera de agua. Los ni~os corren y se lanzan de cabeza sobre el tobogan, deslizandose hasta el final, donde hay un "charco de aterrizaje".

Nuestro tobogan, prefabricado como juguete para ni~os, costo tan solo $9 en el equivalente gringo de un Farmatodo. Una vez instalado en el jardin, nos dimos cuenta de la advertencia en letras rojas al pie del tobogan:

"ADVERTENCIA: Este tobogan no fue dise~ado para el uso de personas adultas ni ni~nos mayores de 10 a~os."
Ignorando la advertencia y riendonos de nuestra idiotez, procedimos a apuntar dedos entre nosotros a ver quien se atrevia a lanzarse de primero por el tobogan. Esta tarea se hizo mas dificil al no tener que faltar una camara digital con video, grabando y tomando fotos de los mentepollos sin-infancia lanzandose por el tobogan.

Despues de un par de personas, muchas risas, vino mi turno y todo bien, excepto el duro aterrizaje sobre la grama al pasarme del final tobogan. Por esto, en mi mi segundo turno, decidi poner la balsa inflable que habiamos comprado para la piscina, al final del tobogan; asi extendiendo nuestra diversion que inicialmente media unos miseros 6 metros de largo. Todo esto, creyendo que la balsa se deslizaria un poco y acolchonaria el aterrizaje sobre la grama. La ultima gran idea, fue empatucarme el pecho y la barriga con aceite mineral para culito de bebes Johnson & Johnson para asi minimizar la friccion del tobogan y maximizar la velocidad promedio del viaje.

Asi, decidi precipitarme sobre el tobogan una vez mas. Esta vez corri sin miedo. Me lanze de cabeza al tobogan pensando en el comodo aparato de aterrizaje que recientemente habiamos instalado al final del camino.

Con el impulso, en un transcurso de menos de 2 segundos, recorri la totalidad del tobogan. Sin embrago, con la velocidad y el momento kinetico de mi viaje y la ayuda del lubricante, efectivamente vole sobre la colchoneta de aterrizaje la cual funciono mas como rampa que como freno. Y asi, he aterrizado de nuevo, dolorosamente sobre la grama, desco~etandome contra la pared al final del jardin y cerrando con broche de oro... Acolchonado mi frenada sobre la mas blanda, calida y descomunal monta~a de mierda de perro jamas vista por los humildes ojos de este narrador (5).

Notas del Autor:
1) Misteriosamente, en la ciudad de Charleston, SC hay 16 mujeres por cada hombre. Estoy considerando seriamente mudarme a ese paraiso.

2) Los lectores que conocen al autor sabran que dichas necesidades no estan en orden de prioridad o importancia.
3) Los detalle de esa noche no son mencionables en horario infantil.
4) Los ba~os estaban en un estado deplorable y daba miedo pararse descalzo inclusive fuera de ellos.
5) El pecho y barriga del narrador estan cubiertos con pelo rulito, lo cual funciono como cepillo de limpieza sobre la cagada de perro.

viernes, 4 de abril de 2008

No siempre debemos alegrarnos porque nos succionen...

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=13237

Este si se debería ganar una mención honorífica para el codiciado malaleche de oro 2008. Aunque... Miguelito, tu no estarás de incógnito en Maracaibo, verdad?