miércoles, 15 de agosto de 2007

Rafa I love you. Retournez chez vous! Del comienzo de la desgracia londinense

"hmmm... parece que va a ser un buen día". Me digo a mí mismo mientras veo a través de la ventana de la cocina. Luego de casi diez semanas de cielo gris y lluvia incesable, la mera visión del sol es suficiente para hacerme creer semejante barbaridad. 


Luego de un desayuno bastante mediocre y entre sueños, salgo de mi casa en modo automático y recuerdo por qué estoy parado tan temprano: hoy llega rafa. Tanto tiempo... será tan feo y reseco como lo recuerdo? Seguramente peor... a veces mi mente viste de gala las  memorias más terribles...

Ya montado en el metro (cosa que casi nunca hago, por suerte) me pregunto que clase de gente puede montarse en un vagón oloroso, apretado, con el sobaco de un perfecto desconocido a menos de 5cms del rostro durante más de 10 minutos y todavía llegar al trabajo sin ganas hacer llover balas sobre todos en la oficina. Mi viaje de hoy es de aprox. hora y cuarto. Mi destino: el aeropuerto de Heathrow. 

Me asalta el recuerdo de mi conversación con el depto. de servicio técnico mi proveedor de teléfonico móvil: "Por motivos de seguridad, no podemos especificar a que hora llegará su teléfono de reemplazo pero ud. debe estar allí para firmar la entrega o le cobraremos £13 adicionales". Maldigo a todas las mega-corporaciones del mundo.

Llego a mi destino y miro el horario de llegadas. El vuelo de la negra está... adelantado???! Miro de nuevo: 15 minutos de adelanto. Será que esta vez las cosas van a salir bien? No le he dicho a Rafa que vamos a Noruega el fin de semana a pasear por los fiordos. No sé ni siquiera si sabe lo que es un fiordo pero tampoco me importa mucho.

El cartelito sobre la salida de pasajeros dice "Los pasajeros tardarán aproximadamente 40 minutos en salir, luego de su aterrizaje". Muy civilizado pero no del todo correcto: rafa ya lleva 56 minutos allá adentro. Un sinfín de imágenes pasan por mi cabeza. Casi todas tienen que ver con guantes de látex. Si existe algo más ridículo que utilizar cachuchas de medio lado, es el pasaporte venezolano. La solapa con el nombre y dirección escritos a mano y la foto carné pegada o engrapada nunca deja de levantar sospechas... Me imagino explicándole a un fiscal de aduana que la mancha amorfa y tridimensional que tiene adelante es, efecto, un ser humano. Que probablemente esté vacunado. Y que obviamente no viene a quedarse a vivir en el 1er mundo porque... porque... ehmm... voy a tener que improvisar...

Ya pasada hora y media decido llamar a la oficina para avisar que no voy a llegar hace media hora. Por suerte el coordinador del departamento es mi compañero de maldades (oh sí: su querido corresponsal de la malaleche en londres, sirve también como representante oficial de la maldad e instigador de la marginalidad venezolana) así que no hay problema. 

Voy a por un café y pago casi £3. Maldigo de nuevo a todas las mega-corporaciones y franquicias de todo el mundo. Agrego a rafa al final de la lista como para no dejar. Vislumbro brevemente lo que me espera y, como para salir de dudas, meto £1 en el terminal de internet que tengo a mi lado. Efectivamente, rafa perdió el vuelo y esta disfrutando de una caminata por París. Lo imagino sentando en uno de esos típicos cafecitos parisinos; disfrutando de una delicioso "Café au lait", acompañado de un auténtico croissant. Nada como la mierda que sirve la franquicia esta en la que estoy sentado.

Recuerdo que tengo una hora para llegar a la oficina hace dos y, sin pensar mucho en la futilidad de mi esfuerzo, corro hasta la estación de metro. 

De nuevo en Soho, me escurro entre el mar de monitores de alta definición y las bolsas de papitas fritas. El hecho de que todas las cortinas están cerradas porque los coloristas arman un berrinche cada vez que les pega un reflejo me ayudan a pasar desapercibido. Llego a mi escritorio sin ser visto y, casi inmediatamente suena el teléfono: "Tiene que firmar un paquete en la recepción". Rayos, tengo que sacar el SIM, la pila y meter todo en su cajita para entregar mi teléfono roto y recibir el nuevo. Encima tengo 176 correos sin responder...

Luego de un apurado intercambio de cajitas con el ciclista (versión un poco más ecológica del motorizado caraqueño pero no por ello menos desagradable) estoy de vuelta en mi escritorio meto mi viejo SIM en el nuevo aparato y me doy cuenta de mi gran error: no le borre la memoria al viejo. Cabe destacar que lo que más me preocupó no fue que le entregué todos mis contactos a un perfecto extraño (y encima motoriz... digo, ciclista). Tampoco me entro mayor remordimiento de conciencia por las fotos indecentes de un par de ex-machuques. Lo que más me preocupó fue el video del fin de semana anterior donde salgo cantando qué-sé-yo que bobada en una fiesta. Pensé en el pobre "star-wars kid", en "delfín", en "el mexicanito que se resbala del tronco" y en el desfile de estrellas de youtube, producto de videos caseros como el que le acabo de confiar a un ser que se desplaza por la vida sobre dos ruedas. Maldigo en silencio a todos los motorizados, mega-corporaciones, franquicias y negros resecos llamados Rafael del mundo.

Horas más tarde, suena del teléfono de nuevo (seguro el motori... digo, ciclista ese viene a chantajearme... mejor me llevo un lápiz afilado...) y la voz dice "ehmmm... aquí abajo hay algo o alguien esperándolo. Llamo a seguridad?" Luego de dudarlo unos segundos le digo a la amable señorita que eso no será necesario y que ya bajo a buscarlo. 

Me encuentro con la indescriptible cara de rafa. Es una pizza quemada? Es un mojón reseco? Es símbolo inequívoco de que la madre naturaleza no es tan sabia como dicen? Eeen fin, lo mejor es sonreír y pretender que todo va a estar bien. Reparo en en el bolso con rueditas que trajo la bestia y pienso en los problemas que aquello puede traer en un campamento en medio de un fiordo pero no digo nada todavía. 

Luego de una breve introducción a la zona. Le digo cómo llegar al mejor café de Soho (aunque seguramente el desgraciado ese viene de tomar algún delicioso brebaje parisino), le digo algunos sitios finos para comer si tiene hambre (después de todo viene viajando... el pobre no debe tener nada en el estómago), de la galería real arte, etc. Lo dejo para trabajar el resto de la tarde y le dejo mi nuevo teléfono para llamarlo cuando salga de la oficina e irnos juntos a la casa. 

Subo las escaleras con la maldita maleta de rueditas que arrastró no sé como por las viejas y abolladas calles de londres. Al menos le dije de tantas cosas que ver como para tenerlo ocupado el resto de la tarde.

A eso de las 7, cansado de lidiar con el equivalente en software de un tren descarrilado y lleno de simpáticos muchachitos andinos llamo a la negra para ver en donde está: 
- "Rafa, deja de ver cosas en Londres que voy a salir en 5 minutos. Por que maravilloso lugar andas?" 
- "Marico, estoy en el bar de la esquina"


EPÍLOGO

Como llegué tarde ese día, el sistema de pago me marcó como ausente y mi cheque vino por menos de lo esperado. Luego de varias discusiones con la gente de administración, accedieron a agregarlo a la paga de la semana siguiente y salieron felizmente de vacaciones sin hacerlo por supuesto. Hoy, casi un mes después, siguen prometiéndome que el pago será agregado en el próximo cheque...

8 comentarios:

Ache dijo...

aunque en la pragmática realidad no te pasó nada de malaleche real, (como sí a rafa) cabe destacar que es impresionante que un programador escriba tan bien. creo que tu visión del mundo es la verdadera malaleche. lo cual sí es verdaderamente plausible. tiempo sin escuchar de tu deplorable vida. me alegro. te extrañaba.

Ozz dijo...

mi secreto:

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Alejandro dijo...

Que grima tan desagradable se genera cuando muy adecuadamente describes a rafa como un negro reseco.

Que alegria saber que tu odio por el mundo sigue floreciendo donde vayas.

Legolas dijo...

"Que alegria saber que tu odio por el mundo sigue floreciendo donde vayas."

LOL

Emilio dijo...

Que belleza tener a las dos caras de la moneda en un mismo sitio: Un desgraciado amargado y un negro reseco.

Dios debe detestar Londres.

Alejandro dijo...

Herpilio, para seguirle la corriente a tu particular metafora, no pude evitar imaginarme una moneda real con las caras que mencionas: 1) una mancha negra y reseca, que cuando la tocas te mancha los dedos y te da piquinha, y 2) un osiris-gargola que quema lo que toca. Faltaria nada mas que tenga el canto afilado para hacerla mas desagradable.

Rafa dijo...

Osiris se indigna porque cuando me dijo que visitara tal y cual lugar, yo me sente en un bar a tomar cerveza. No harían lo mismo ustedes despues de 20 horas de viaje, perder un vuelo, mojarte como un guevon en paris, cagar en 3 baños distintos en menos de 2 horas y que además, como si fuese poco, la unica mierda que te queda como consolación es ver a la desgracia putrefacta de osiris cuando llegas a londres.
Simplemente era la manera de dasahogarme. Una guinnes para continuar mis aventuras.

Alejandro dijo...

negro tenia que ser. 'que tomo si tengo cagantina... a ver... cafe! si si si, cafe!'

(horas mas tarde y con mas cagantina encima)

'que me tomare ahora? ya se! una cerveza! excelente! esto si que no me estimulara el estomago!'